La distribución tiene que hacer planes y procurar tener negocios sanos, sin entrar entrar en la espiral de guerra de precios, sabiendo cuidar la rentabilidad.
Es preferible sacrificar volumen y decir que no a una venta, que erosionar el margen y poner en riesgo tu negocio.
El sector este año está atravesando un claro retroceso. Las estimaciones de caída son en torno a un 5%. Todos nos preguntamos las razones de este deterioro. En mi opinión son un cúmulo de circunstancias que provocan una tormenta perfecta. Por un lado, la incertidumbre en el cambio de vehículo que retrasa la decisión de compra y la inversión en mantenimiento del coche en propiedad. Por otro, las nuevas formas de movilidad que desincentivan el kilometraje del vehículo propio y retrasan la compra de coche. Y también los nuevos actores entrando a formar parte del sector, por lo que la misma tarta se divide más… Pero sobre todo la inestabilidad económica mundial (Brexit, la guerra comercial de EEUU y China, con mayores barreras arancelarias….) y más que nada la grave crisis política española, que hace que estemos todavía con los presupuestos de “Montoro” y con un gobierno en funciones durante todo el año.
Toda esta situación hace que el consumo se retraiga, el dinero es miedoso y la economía sufre una fuerte desaceleración. No es una cuestión solamente de nuestro sector, y las previsiones a corto y medio plazo, digamos en los próximos dos años, no son muy optimistas.
Ante esta situación la distribución tiene que hacer planes y procurar tener negocios sanos. Con ello me refiero a no entrar en la espiral de guerra de precios, a saber cuidar la rentabilidad.
Es preferible sacrificar volumen y decir que no a una venta, que erosionar el margen y poner en riesgo tu negocio. En épocas de crisis también surgen oportunidades y hay que estar muy atentos y con unos negocios saneados para poderlas aprovechar.