Las vías públicas son un espacio que todos debemos compartir. Todos los que las usamos debemos ser conscientes de ello y debemos adoptar conductas que nos ayuden a usarlas de una forma segura, cómoda y fluida.

Para una correcta actitud al volante os proponemos algunos consejos generales que harán que vuestro viaje sea feliz y, lo que es más importante, que lleguemos a nuestro destino:

  1. Circular por la derecha respetando los límites de velocidad.
  2. Mantener la distancia de seguridad correcta, tanto lateral como frontal.
  3. Descansar cada dos horas y tantas veces como sea necesario.
  4. Circular cumpliendo las normas y señales de tráfico por convencimiento, no por temor o miedo a la multa.
  5. Conducir de forma segura, sin ocasionar perjuicios ni molestias a los demás usuarios, siendo respetuosos y solidarios con los demás.
  6. Adelantar correctamente y solo si es necesario, por ejemplo, no adelantar si vas a detenerte unos metros más adelante.
  7. Respetar la prioridad de paso.
  8. Llevar una conducción tranquila, sin forzar al máximo nuestro vehículo. No debemos olvidar que el vehículo es una máquina que por desgaste puede no respondernos cuando sea necesario.
  9. Prestar la máxima atención a las indicaciones de los agentes y no olvidar que están para ayudarnos y auxiliarnos. Deberemos establecer con ellos una relación de respeto, confianza y corresponsabilidad en el tráfico y nunca de temor o resentimiento.
  10. Nos comunicaremos con los demás usuarios según lo establecido por las normas (con los indicadores luminosos, claxon…) y solo cuando sea necesario para la buena marcha de la circulación. Toda comunicación con malos gestos o modos, o a base de insultos o improperios no hace más que enrarecer el buen clima necesario para una buena seguridad vial.

Los principios básicos anteriores se han establecido para que los desplazamientos se realicen con seguridad, fluidez, comodidad, economía y contaminando lo menos posible.

Seguridad:

Es posiblemente el objetivo más importante de la circulación. Para lograrla deben actuar las diferentes Administraciones, construyendo mejores vías, conservando las existentes y consiguiendo que los fabricantes de vehículos los construyan cada vez más seguros. También deben establecer las normas que sean necesarias e intervenir en todos aquellos aspectos que puedan hacer que la circulación sea lo más segura posible.

Pero todas las medidas que pongan en marcha las Administraciones serían inútiles si los conductores no se conciencian de ello. Su comportamiento tiene un protagonismo fundamental en la seguridad. Para lograrlo los conductores deben:

  • Conocer las normas y señales que regulen la circulación, especialmente las que más influyen en la seguridad (velocidad adecuada, adelantamiento, preferencias, etc.).
  • Conocer la adecuada y correcta utilización del vehículo, así como su perfecto mantenimiento, y pasar la correspondiente ITV (Inspección Técnica de Vehículos).
  • Adecuar su conducción a las características de la vía por la que circulan y a las condiciones climatológicas o ambientales adversas.

Fluidez:

La fluidez consiste en que el tráfico, o sea, el desplazamiento de personas, animales o mercancías por la vía pública, se realice a una velocidad suficiente. Los conductores deben adoptar una serie de medidas para que el desplazamiento sea rápido, pero teniendo en cuenta que la rapidez siempre tiene que estar supeditada a la seguridad.

Para conseguirlo los conductores deben conocer las normas y señales encaminadas a un mejor aprovechamiento de las vías, por ejemplo: cómo colocarse en la calzada, adoptar una correcta disciplina de carril o circular a una velocidad adecuada a las circunstancias del tráfico y de la vía.

Asimismo, deben conocer perfectamente las características de su vehículo y adoptar en todo momento una actitud de colaboración y cortesía con los demás usuarios, cediendo el paso a otros vehículos más rápidos, no respondiendo con conductas inadecuadas, como por ejemplo estableciendo competiciones.

En resumen, los conductores deben utilizar la vía pública como un espacio que todos debemos compartir, no molestando a los demás usuarios; comprendiendo y siendo tolerantes con ellos; y si alguno comete una imprudencia, tratar de comprenderle y de disculpar sus errores, no haciendo ninguna maniobra que aumente las consecuencias de la maniobra incorrecta: mañana seguro lo harán con nosotros.

Comodidad:

Si los conductores circulan con seguridad y fluidez, en principio lo están haciendo con comodidad. Cuanto más cómodos sean los vehículos, las vías estén mejor construidas y la formación de los conductores sea más adecuada, más cómoda será la conducción.

No obstante, los conductores también pueden hacer que su conducción sea más cómoda. Deben utilizar adecuadamente los mandos del vehículo y reglar correctamente el asiento para que puedan llevar una posición cómoda y que les permita acceder a todos los instrumentos del vehículo con comodidad y seguridad.

Economía:

Las sociedades, cuanto más civilizadas y desarrolladas son, más se preocupan por la conservación de la naturaleza y de contaminar lo menos posible.

El automóvil ha supuesto un importante logro para la sociedad, contribuyendo a que la vida sea mejor, pero tenemos que ser conscientes de que la contaminación que produce es alta. Realizar una conducción eficiente nos ayuda a ahorrar y contaminar menos.

En muchos casos, los conductores no podemos hacer nada por evitarla, pero en otras muchas ocasiones podemos intervenir de una forma importante para evitar contaminar, por ejemplo:

  • Tener un mantenimiento adecuado del vehículo puede evitar el aumento en el consumo de carburante ya sea debido a malas combustiones del motor u otros elementos que estén desgastados.
  • No derramar aceites en descampados o parques o jardines.
  • No dejar el vehículo abandonado cuando ya no esté para circular.
  • No arrojar a la vía pública neumáticos ni otras partes del vehículo.