Aunque la demanda de coches automáticos ha crecido, en España los cambios manuales siguen siendo los más vendidos. Con cambio manual o automático, los vehículos necesitan un elemento que permita transmitir o interrumpir el movimiento entre el motor y la caja de cambios, o entre el motor y las ruedas, en ciertos momentos, como cuando cambiamos de velocidad.
Mientras en un vehículo automático esta misión recae en el convertidor de par y se realiza sin intervención directa del conductor, en un vehículo manual recae en el embregue que es manejado directamente por el conductor mediante el accionamiento del pedal correspondiente.
Pero también ha crecido en los últimos años el número de vehículos que equipan transmisiones semiautomáticas o pilotadas en los que,aunque desaparece el pedal de embrague y esto nos puede llevar a pensar que también desaparece el mecanismo de embrague (como en un cambio automático), en realidad lo que se «automatiza» es la acción del conductor sobre el sistema de embrague y este sigue existiendo como elemento de unión/desunión entre motor y caja de cambios, pero con un sistema de accionamiento más complejo en el que se sustituye el pedal y el cable de embrague por un sistema electrónico e hidráulico que automatiza la acción del conductor.
¿Qué elementos forman el sistema de embrague?
Volante de inercia o volante motor – Unido al cigüeñal, gira a las mismas revoluciones que el motor, al que está unido y del que recibe el movimiento. Los vehículos mas modernos integran sustituyen esta pieza «rígida» por el llamado «Volante Bimasa» que tanto ha dado que hablar en los últimos años.Plato de presión – Atornillado al volante motor, gira solidario con éste en todo momento. También se suele denominar maza de embrague. En su interior consta de una chapa denominada «diafragma» que actúa como un muelle, comprimiendo y liberando el disco de embrague y haciendo que el movimiento entre motor y cambio se transmita o se interrumpa según su posición. Es la pieza que «oprime» el disco de embrague contra el volante motor para que haya transmisión de movimiento, siempre que no pisemos el pedal de embrague. El diafragma tiene forma de sombrero chino, de manera que en un sentido ejerce presión y si invertimos su conicidad, gracias a la acción de empuje del cojinete, la libera.
Disco de embrague – Es un disco con dos caras cubiertas de un material de fricción similar al de las pastillas de freno. Está acoplado al eje primario de la caja de cambios gracias a un estriado. Gira solidario a las dos piezas anteriores, volante y maza, cuando soltamos el pedal de embrague, o se desacopla de ellos a medida que vamos pisando el pedal.
Mecanismo de accionamiento – El cojinete de embrague se apoya en el diafragma y es la pieza que empuja sus láminas para liberar o presionar el disco. Ese rodamiento va montado en una horquilla que es la que nosotros movemos al pisar el pedal de embrague, ya sea mediante un sistema hidráulico o con un cable. Cuando el pedal de embrague está totalmente suelto no hay muchos desgastes ni esfuerzos, el problema está cuando pisamos el pedal a fondo y, sobre todo, cuando lo pisamos a medias, pues el disco resbala contra el volante motor y la maza, lo cual produce mucha temperatura y desgaste, dañando también las pistas del cojinete de empuje y los dedos del diafragma (esto ocurre, por ejemplo, cuando siempre llevamos el pie encima del pedal de embrague).
Del volante de inercia o volante motor llega el movimiento del motor y se transmite al disco de embrague, gracias a la acción de empuje/presión ejercida por la maza de embrague y de aquí, a través del estriado del eje primario del cambio a la caja de cambios y a las ruedas. Cuando pisamos el pedal el cojinete empuja sobre el diafragma de la maza y hace que libere la presión que ejerce sobre el disco de embrague, con lo que cesa la transmisión de movimiento.
Hay malas costumbres que hacen que el embrague tenga una vida anormalmente corta. Cuando pisamos por completo el pedal y el disco se desacopla del mecanismo de presión, el cojinete de empuje está haciendo mucha fuerza y se desgasta, pero lo que más estropea el embrague es que pisemos a medias o llevemos el pie apoyado en el pedal. Ir con el embrague resbalando es exactamente igual que bajar un puerto pisando el freno y acelerando a la vez, los discos se ponen al rojo y las pastillas se deshacen. Algunos malos hábitos que acortan su vida útil:
- El pie izquierdo descansando en el pedal – Esto hace que se desgaste mucho el disco y el cojinete de empuje. El pie izquierdo jamás debe ir apoyado en el pedal, salvo cuando estemos cambiando de marcha o maniobrando.
- Picar embrague – Debemos evitar acelerar demasiado el motor mientras pisamos el pedal. Si el motor está girando a 4.000 rpm y las ruedas prácticamente paradas estamos sometiendo al mecanismo de embrague a 4 veces más desgaste que si el motor está a 1.000 rpm.
- No usar punto muerto al estar parado – Otra mala costumbre es estar en un semáforo con la primera marcha engranada y el embrague pisado a fondo hasta que se ponga en verde. Lo correcto es poner punto muerto y soltar el pedal.
El embrague no suele estar nunca incluido en la garantía del coche. Un embrague perfecto y nuevo podemos destrozarlo por completo en apenas 5 minutos si no lo usamos correctamente. Evitando caer en algunos errores alargaremos su vida útil.