Los amortiguadores del vehículo son un elemento primordial en la seguridad activa , ya que protegen de golpes, impactos y vibraciones tanto a los pasajeros como al resto de elementos del automóvil.
Un amortiguador es un dispositivo que se encarga de absorber energía, golpes e impactos y que, por lo tanto, se utiliza para disminuir las oscilaciones de un movimiento periódico. Traduciendo el concepto físico al automóvil, junto con los muelles y otros elementos del sistema de suspensión (como barras y vieletas) el amortiguador se utiliza para ayudar a que los neumáticos se mantengan adheridos al suelo y para evitar que las irregularidades del terreno se transmitan a los ocupantes del vehículo. Según esto tienen funciones en la seguridad y el confort del vehículo. Esto significa que los muelles son los encargados de absorber los impactos del terreno, mientras que los amortiguadores disminuyen rápidamente el movimiento de los muelles, controlando sus movimientos para evitar que continúen oscilando/rebotando y garantizar el control sobre el vehículo.
Funciones de los amortiguadores:
- Mantener el control y la estabilidad de los vehículos.
- Mantener los neumáticos en contacto con el pavimento.
- Absorben las irregularidades de la carretera y las oscilaciones del chasis.
- Ayudan a que los neumáticos no sufran deterioro prematuro o desgaste irregular.
- Mejoran la estabilidad, especialmente en curvas.
- Garantizan una distancia de frenado óptima.
De nada sirven los sistemas de seguridad más sofisticado (ABS, ESP, DSC…) con unos amortiguadores deficientes
Los amortiguadores son básicamente bombas de aceite. El amortiguador es nexo de unión entre el chasis del vehículo y la carretera (a través del neumático). Cada amortiguador consta de una carcasa anclada al vehículo (zona superior del chasis del vehículo) que tiene un eje y un pistón en su extremo inferior, y otra interna que va fijada al lado contrario del chasis del vehículo (zona inferior – zona de la rueda). En ellas hay dos tubos de acero; el exterior o de reserva que está lleno de aceite, y el interior o de compresión. El pistón funciona contra el fluido hidráulico en el tubo de presión. A medida que la suspensión se desplaza hacia arriba y hacia abajo, el fluido hidráulico es forzado a través de pequeños orificios ubicados en el interior del pistón. Sin embargo, estos orificios, al ser muy pequeños, dejan pasar solamente una pequeña cantidad de fluido, lo que reduce la velocidad de movimiento del pistón, y a su vez la velocidad de movimiento de los resortes y de la suspensión.
Cuando el amortiguador está demasiado rígido/duro, aunque haya un aumento de la estabilidad, se reduce el confort, mientras que si está demasiado blando podemos perder el control del vehículo. Por eso es tan importante mantener los amortiguadores en buen estado. El excesivo desgaste de los mismos puede poner en un serio compromiso nuestra seguridad.
Un amortiguador en mal estado aumenta la distancia de frenado un 35%
¿Porqué debemos elegir recambios de marcas de confianza?
Si notas alguna de estas señales, acude a tu taller de confianza para que revisen el estado de los amortiguadores:
- Desgaste irregular de los neumáticos
- Se necesita mayor tiempo para detener el vehículo
- Mayor dificultad para controlar el vehículo en curvas y superficies mojadas
- Se producen vibraciones en el volante
- Mayor sensibilidad del vehículo al viento lateral
- Deslumbramiento a otros vehículos en conducción nocturna
- Hundimiento del eje trasero al acelerar
- Fuga de fluido hidráulico
- En baches muy pronunciados, los amortiguadores pueden llegar a tocar fondo y clavarse
En definitiva, mayor dificultad en la conducción. Consulta aquí más consejos para mantener tus amortiguadores en perfecto estado .… y recuerda revisarlos cada 20.000 km y cambiarlos entre los 65.000 y los 90.000 km, y siempre por ejes.
Y recuerda que unos amortiguadores en mal estado representan un riesgo para el vehículo y para sus ocupantes.