En estos tiempos que corren, con el diésel en triste declive y con los coches de gasolina sometidos a las limitaciones del distintivo medioambiental C (principalmente, la restricción de acceso a determinadas zonas de bajas emisiones), muchos habéis decidido mirar con otros ojos a los automóviles “electrificados”.
¿Por qué elegir un coche híbrido?
Los híbridos se han convertido en la gran alternativa al «demonizado» diésel.
Quienes no lo tengáis tan claro, ya habréis escuchado que los vehículos 100% eléctricos tienen sus complicaciones y desventajas. Entre las principales: suelen ser particularmente caros (salvo excepciones), su autonomía de uso sigue siendo corta (aunque sigue creciendo con cada nuevo modelo que llega al mercado), no hay muchas estaciones de carga pública (que además no estén ocupadas y ¡que funcionen!), la recarga de la batería lleva mucho tiempo (la inmensa mayoría de puntos de carga “rápida” no son tan “rápidos” como nos gustaría).
Su reducido consumo en ciudad y la etiqueta Eco son dos grandes argumentos a favor de los híbridos.
Todas estas razones podrían llevaros a descartar directamente el coche eléctrico antes incluso de hablar sobre las bondades de los híbridos, que son estas principalmente: su bajo consumo de gasolina (principal y especialmente en el entorno urbano), su precio de compra claramente más bajo (suele estar a la altura de los modelos diésel equivalentes), su elevada autonomía de uso (mayor que la de un coche equivalente de gasolina con depósito del mismo tamaño, gracias nuevamente al consumo reducido), su facilidad de repostaje (ya que no dependen de un enchufe y gasolineras las hay a miles) y, por último pero no por ello menos importante, contar con la etiqueta Eco de la DGT.
¿Por qué elegir un coche eléctrico?
Los eléctricos se postulan como solución para los trayectos diarios, sobre todo si el dinero no es problema.
Tenerlo muy claro significa aceptar sus inconvenientes, sobreponerse a ellos (básicamente instalando una estación de carga doméstica y planificando bien nuestros viajes) y también, evidentemente, estar en posición de hacerlo en términos de presupuesto.
A partir de ahí, todo son ventajas. Para empezar, disfrutaremos de una experiencia de conducción refrescante y sorprendente, pues los coches eléctricos, además de ser casi totalmente silenciosos, suelen disponer de un elevado nivel de potencia que además “responde” de manera instantánea, con el añadido de no generar emisiones contaminantes durante la circulación.
El rápido incremento de autonomía y la lentísima expansión de la infraestructura de carga empieza a hacer factible viajar con un eléctrico.
Continuando con los costes de mantenimiento, recargar la batería en el hogar (sobre todo si contratamos tarifas «nocturnas») puede ser mucho más barato que llenar un depósito de gasolina; y la mayor simplicidad de las motorizaciones eléctricas da lugar al menos sobre el papel a un menor gasto en revisiones y averías. Para terminar de redondear la propuesta, los automóviles eléctricos dan acceso directo a la etiqueta Cero, además de, en determinadas poblaciones, aparcamiento gratuito en zona azul y circulación gratuita por los carriles VAO.
¿Qué coche elegir: híbrido o eléctrico?
Algunos fabricantes hacen más fácil o difícil, según se mire decidir entre híbrido y eléctrico ofreciendo ambas opciones para sus mismos modelos.
Optar por un coche híbrido o eléctrico es una decisión sometida a muchos criterios pero que, ante todo, debe ajustarse a vuestro estilo de vida; y, cada vez más, a vuestro poder adquisitivo. En un mundo ideal, la mejor solución podría ser la más ambiciosa: tener en nuestro núcleo familiar un coche de cada categoría y destinarlos al uso con el que mejor encajan; pero dado que en el mundo real se hace difícil tener más de un vehículo en casa, antes de tomar una decisión precipitada, valorar los pros y contras de cada tipología de automóvil.