En esta época del año se producen cambios en la climatología que pueden afectar directamente a la conducción y a la seguridad de las vías, como son la disminución de las horas de luz solar, el descenso de las temperaturas, especialmente en algunas horas del día, la llegada de las lluvias, la caída masiva de hojas de los árboles, …….

Esto puede ser especialmente peligroso para usuarios vulnerables, como peatones, ciclistas o motocicletas, pero también, y no menos, para otros vehículos, como coches y camiones. Hay que tener en cuenta que alrededor del 30% de los fallecidos y de los heridos hospitalizados por accidentes de tráfico se producen en invierno, siendo la lluvia y la niebla las causas climatológicas que provocan más siniestros.

Una serie de recomendaciones te ayudarán a conducir de manera más segura en esta época, pero recuerda que no hay nada como respetar la señalización y utilizar el sentido común:

  1. -Mantén siempre tu vehículo a punto para evitar imprevistos. Acude a tu taller de confianza y realiza las revisiones periódicas estipuladas por el fabricante. En esta época, especial atención a neumáticos, frenos, líquidos, limpiaparabrisas y luces.
  2. Ser y ser visto, importantísimo.  Recuerda, menos horas de luz, niebla y lluvia, implican la posibilidad de tener que conducir en momentos de baja visibilidad. Revisa regularmente el estado de las luces del vehículo, y si no cuentas con luces diurnas, lleva las luces de cruce también durante el día. Procura, además, llevar los cristales siempre limpios y las escobillas limpiaparabrisas en perfecto estado (se recomienda cambiarlas dos veces al año, después del verano y después del invierno). Utiliza un líquido limpiaparabrisas de calidad y con anticongelante para no llevarte sorpresas. Si te mueves en bicicleta, patinete eléctrico o moto, utiliza siempre elementos reflectantes y colores llamativos para ser más visible.
  3. Atención a las hojas en otoño. Se acumulan el el asfalto y pueden resultar peligrosas si vas en moto, bicicleta o patinete eléctrico. Pero también pueden tapar desperfectos u objetos que estén sobre la carretera, así como la propia señalización de la calzada.
  4. Planifica tus trayectos y consulta la previsión del tiempo y el tráfico. No conduzcas con climatología adversa a no ser que sea absolutamente necesario. La conducción en invierno produce mayor tensión y más fatiga, por lo que debemos parar con mayor frecuencia para hidratarnos y descansar. Recuerda que la fatiga crece exponencialmente en condiciones de baja visibilidad.
  5. Adapta tu conducción a las condiciones de la vía y la climatología. Aumenta la distancia de seguridad, reduce la velocidad y evita la «conducción agresiva» (frenazos, acelerones, cambios bruscos de marcha) para poder detener el vehículo a tiempo si es necesario. Utiliza marchas largas que harán que, cuando la calzada esté deslizante, perdamos menos adherencia al traccionar.
  6. Al conducir con nieve, además de instalar las cadenas en el coche, es importante evitar frenadas y maniobras bruscas, reducir la velocidad en curvas o zonas inclinadas y mantener una distancia de seguridad mayor a la habitual. En caso de avería o retención, es importante economizar el combustible por si nos vemos obligados a estar inmovilizados.
  7. Respeta al resto de usuarios, sobre todo a los más vulnerables. Recuerda también que en estas circunstancias el comportamiento de los conductores puede resultar más impredecible.
  8. Utiliza ropa que te permita libertad de movimientos.